miércoles, 15 de febrero de 2012

3. HISTORIA.


Al norte de la provincia de Cáceres se ubica Jarandilla de la Vera, uno de los pueblos más pintorescos de la región. Se levanta Jarandilla entre sierras y gargantas, en un entorno natural privilegiado.
En el término de Jarandilla, pueden encontrarse numerosas muestras de un amplio legado cultural, monumental y arqueológico.
Los restos arqueológicos más antiguos a los que podemos referirnos son los que conciernen a la Cueva de Capichuela, cueva troglodita y recinto donde se cobijaban los antiguos hombres para escapar de las fieras que poblaban la zona.
El siguiente paso en los restos y yacimientos de distintas culturas que podemos descubrir, lo podemos encontrar en los parajes denominados El Pero, Las Cañadas o en La Berrocosa y dos más en San Gil. Estos sepulcros, tienen forma humana y en algunos casos se encuentran emparejados, su construcción parece influida por la cultura fenicia.
En Jarandilla, debieron situarse al menos dos castros, uno de ellos en la Calle del Castrejón o de Las Espeñas, detrás de la actual Iglesia-Fortaleza de Nuestra Señora de la Torre, ubicada ésta en lo alto de un cerrete, en el centro de la población y donde originariamente debió estar un castro celtibérico. Entre las piedras utilizadas para construir la torre se encuentran los restos de un verraco ibérico –animal totémico- de color negro. El otro se encontraba en el castillo de los Marqueses de Jarandilla, hoy Parador de Turismo.
Existen también dos lugares dentro de sus tierras, uno de ellos Los Castillejos y otro de El Cubo que nos hablan de antiguas fortificaciones.
La civilización romana cuando conquistaban un lugar, lo destruían y sobre él construían nuevas edificaciones. Era su costumbre el construir una torre o fortaleza (Oppidum), dede donde en caso de ser atacados podían defenderse mejor. Esta primera edificación, fue construida sobre los restos celtibéricos situados donde se encuentra la actual parroquia y posteriormente, construyeron un recinto más amplio con viviendas alrededor de la fortaleza y que ellos llamaban Conventum. Llamaron los romanos a Jarandilla Municipium Flavium (municipio de Flavio) Vivertorum (de fuentes vivifiontes); posteriormente se la conoció también como Jarándula.
Construyeron también los romanos una calzada que cruza de lado a lado La Vera y para cruzar las bravías gargantas, edificaron puentes como el Puente Parral, La Puentevieja y Jaranda.
Nos hablan de la ubicación de un templo dedicado a Minerva, actualmente es la ermita de la Virgen del Sopetrán.
Otros vestigios del asentamiento romano en Jarandilla son el sepulcro turriforme de Miraelrío, al lado de la antigua calzada romana, paso el Puente Parral; una estela votiva en piedra granítica encontrada en el Cerro Parral, en la finca La Pascuala.
En La Berrocosa se encontró un cipo de mármol blanco y rectángular del siglo II d. de C. –que bien pudo ser una lápida funeraria-, con la imagen de una mujer agarrando a un niño y se puede ver en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Torre.
Después de los romanos, pasaron los visigodos dejando una pila bautismal de granito en la iglesia parroquial, con la cruz gamada o esvástica (signo que los visigodos adoptan como símbolo cristiano al convertirse).
Con la caída de la influencia visigoda en la zona, los árabes se asentaron en Jarandilla en los primeros años del siglo VIII, construyendo la base de los actuales canales de regadío, y cambiando el nombre de Jarandilla, pasando a llamarse Jaralvila “sitio poblado de verdes prados”, para después llamarla Xarandiella. Quedan muchos topónimos y lugares, así como Jaranda, Jarandilleja, La Moraleja, etc….
Jarandilla perteneció al arzobispado de Mérida, pasando a depender posteriormente al de Santiago de Compostela, recientemente al arzobispado de Toledo y últimamente ha vuelto al de Mérida. Desde el año 1190 es del obispado de Plasencia.
En el 1212 aparecen Jaraíz, Cuacos y Jarandilla como núcleos más poblados en La Vera y en 1254, ya aparece en documentos, que disponía Jarandilla de una iglesia, nombrándosela también en el Libro de la Montería.
Alfonso X El Sabio dio mayor impulso repoblador, llegando en esta época gran cantidad de moriscos, mozárabes y posteriormente judíos.
Por la gran existencia de “Golfines”, los reyes e incluso el propio concejo de la ciudad de Plasencia, premiaban con privilegios a los caballeros que contribuían a mantener el orden. Fernando IV donó a D. Nuño Pérez de Moroy las poblaciones veratas de Valverde, Madrigal, Talaveruela, Viandar y Jarandilla en el año 1279, en agradecimiento por los favores prestados.
Debido a las crueldades cometidas por Pedro I El Cruel, Rey de Castilla, los distintos señores del reino de Castilla se unen y proclaman como nuevo Rey a Don Enrique, que era un hijo bastardo de Alfonso XI.
Enrique II, marchó a Burgos para encontrarse con su hermanastro Pedro I y en una visita a Toledo, asegura las defensas de la ciudad y la deja en manos de D. García Álvarez de Toledo, Maestre de la Orden de Santiago, y por los servicios prestados, le concedió entre otras villas y poblaciones –Oropesa, Valdecorneja, La Calzada, Caleruela, Torralba, Lagartera, Navalcán, etc…- la Villa de Jarandilla y 50.000 maravedíes de juro cada año. Por tanto, D. García Álvarez de Toledo es el primer Señor de Jarandilla.
A la ciudad de Plasencia no le gustó y en el siglo XVI intentó recuperarlas (Jarandilla y Tornavacas) por la fuerza, sin lograrlo.
Los Álvarez de Toledo fomentaron la plantación de viñas y la construcción de casas. Mandó que todos los que tuvieran tierras y no construyeran casa labrada perderían sus derechos sobre ellas, fomentando con ello la repoblación de sus tierras.
A mediados del siglo XV D. Fernando Álvarez de Toledo inició la construcción del castillo que convertiría en residencia suya, a pesar de las protestas del Concejo de Plasencia, sin que fuesen apoyadas estas protestas por D. Pedro de Estúñiga, al estar casado D. Fernando con la hija de éste Doña Leonor.
En Jarandilla hubo una judería hasta la expulsión o conversión de algunos de ellos, en la época de los Reyes Católicos, por el 1492. Los judíos estuvieron principalmente asentados en las inmediaciones del barrio de la Moraleja y se llegaba a esta zona por la calle del Coso y por la calle de la Cilla o depósito, donde se almacenaban los productos agrícolas del dezmatorio.
Uno de los hechos más notables acaecidos durante el siglo XV fue la llegada y estancia del Emperador Carlos I de España y V de Alemania a Jarandilla. Llega el 11 de Noviembre de 1556 procedente de Tornavacas y después de cruzar lo que llamó el último puerto de su vida, se instaló en el castillo del Señor de Jarandilla, Fernando Álvarez de Toledo durante algo más de dos meses, hasta que sus estancias en Yuste fueron terminadas.
El 3 de febrero de 1557 y en una silla-litera llevada por recios mozos, partió el Emperador desde Jarandilla rumbo al Monasterio de Yuste.
Existe un estanque, anejo al castillo, donde se dice que paseaba en barca la nobleza del lugar y hasta, podría ser, el mismo Emperador Carlos I durante su estancia en Jarandilla.
En el año 1767 los jesuitas son expulsados de Jarandilla, donde poseían una casa y huerta que daba a res calles: la calle Santa Ana, calle Caldoria y calle Machín; en esta calle hay un arco, con la Cruz de Jerusalén, que cruza de lado a lado y que posiblemente fuese la ermita de Santa Ana.
En esa misma calle, existían dos hospitales, uno para enfermos vecinos de esta villa, con seis camas, a quienes se les atiende con todo lo necesario durante su enfermedad. Su fundador es D. Juan de Figueroa. En la actualidad actúa como patrono el Excmo. Sr. Duque de Alba, Conde de Oropesa …. Y otro hospital del que se ignora el fundador y en el que se recogían a los pobres peregrinos, a su cargo está la Justicia, no se tiene noticias de que tenga bienes, y en el caso de que sean necesarios algunos, se suplen de los Fondos Propios y asimismo del otro Hospital.
En el año 1808 ocuparon los franceses el Campo Arañuelo, el Puente de Almaraz y Casatejada, extendiéndose hasta los pueblos de La Vera. El Monasterio de Yuste también sufrió las iras de las tropas francesas, que lo prendieron fuego después de que algunos vecinos mataran a varios soldados franceses.
El marquesado de Jarandilla fue concedido por Felipe II al Conde de Oropesa en el año 1598.
En la actualidad cuenta Jarandilla con más de tres mil habitantes. Aquí se encuentran unos edificios destinados por la Universidad de Extremadura como Residencia Universitaria. La lección inaugural del centro corrió a cargo de D. Julián Marías.
Este edificio está situado en terrenos y edificios pertenecientes a la fundación creada por Doña Soledad Vega Ortiz, y antes de su remodelación, fue ocupado por educadores Hermanos Maristas.
Entre los muchos visitantes ilustres que ha recibido y recibe Jarandilla, destacamos a Don Alfonso XIII y la familia real actual al completo, los reyes también la visitaron siendo aún príncipes.

PERSONAJES  ILUSTRES

Gaspar de Loaysa:
Nacido en esta villa según consta en el testamento que se conserva en las Capellanías de Jarandilla. Su padre era Hernán Sánchez Loaysa de Bonilla y su madre Juana Sánchez la Dezmera. Su salida de la casa paterna se produjo durante la juventud y soltero, embarcándose como muchos otros camino de las Indias, a la búsqueda de mejor fortuna. Durante su viaje y después de múltiples peripecias y aventuras, consiguió llegar a la población de Anserma, que se encuentra en la gobernación de Pompayán. En la zona de Colombia donde estuvo Gaspar de Loaysa se encuentra la ciudad de Sopetrán y en ella puede verse un santuario dedicado a la Virgen. Fue valedor de este conquistador Don Francisco de Toledo, Virrey de Perú, que posiblemente le llevó consigo a América y Don Fernando Álvarez de Toledo, conde de Oropesa y señor de Jarandilla. Muere este personaje peculiar el 4 de Abril de 1575, siendo estas noticias, las primeras que se recibieron desde su partida, a pesar de los numerosos oficios que sus padres hicieron por conocer algo de él, abriéndose inmediatamente su testamento donde se habla de sus minas de oro, de los acreedores y deudores, de su encomienda, de sus fincas a la orilla del río Cauca, junto al volcán Ruíz, de sus casas, de sus noventa esclavos negros, de su ganado...legando parte de sus bienes a la Iglesia y Ermitas de Jarandilla, así como a los Indios del valle de Cupia y numerosas limosnas para el sustento de huérfanos y necesitados.
Se ha puesto el nombre de Conquistador de Loaysa al colegio público de Jarandilla.

Soledad Vega Ortiz:
Natural de Jarandilla, de origen humilde se casó por primera vez con el entonces telegrafista de Jarandilla y al morir éste, se casó con el cantinero del Palacio Real, Manuel García Gutiérrez, con él cual vivió en Madrid principalmente, hasta la muerte de éste acaecida en Baños de Montemayor en 1911, que dando como heredera de todos sus bienes. El pueblo llano conocía a esta mujer como la Jesusa. Mandó redactar dos testamentos ente el entonces notario D. Luis Sierra Bermejo, estableciendo que sus restos fuesen enterrados en el Monasterio de San Agustín de Jarandilla de la Vera, dando orden de que se cree una fundación. La cual debe ser presidida por el Obispo de Coria y de cuyo patronato formarán parte la Parroquia, el Ayuntamiento, el juzgado de Primera Instancia y tres patronos, donando sus bienes a esta fundación que debe ser de carácter benéfico y docente. Murió el día 22 de febrero de 1948 en Madrid, encontrándose sus restos mortales junto a los de su esposo, en el mausoleo de la iglesia de San Agustín.
También son de mención otros hijos Ilustres de Jarandilla, como: Juan Arias, Juan Alcedo de la Rocha, Pedro García Panes, Joaquín Encabo Sopetrán, Dionisio Rodríguez Burcio, Antonio Soria de la Calle.

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